GERONA - DIA 06. Figueras y Peralada

29 de Agosto de 2009.

Entre las escarpadas costas y las sierras de las Gavarres, Figueras ocupa el centro de una llanura. La ciudad inseparable de la figura de Dalí, es el centro económico del Alt Empordá, una activa ciudad comercial rodeada de campos de labor.

No teníamos duda que el primer lugar que visitaríamos sería el Teatro – Museo de Dalí, el cual constituye sin duda el mayor atractivo de Figueras. La gran fuerza y el personalismo del artista le llevaron a crear en 1974 este centro, a imagen y semejanza de sí mismo, en el que la organización y ornamentación de los materiales y los espacios, así como la disposición de las piezas, corresponden a sus gustos y directrices.

Teatro Museo Salvador Dalí. Figueras

Se podría decir que es una oda a la locura, puede encantar, fascinar o aburrir, pero no deja indiferente a ningún visitante.

El museo se encuentra enfrente de la iglesia donde bautizaron a Dalí y fue la sede de su primera exposición. Este antiguo teatro municipal sería destruido casi totalmente por un incendio, siendo casi por completo reconstruido.

Todo en él es peculiar, comenzando por el mismo exterior, siendo imposible que no llame tú atención los huevos gigantes, a guisa de almena, que alternan a lo largo de la cornisa con maniquís dorados, o los panes incrustados en los muros de la torre Galatea, o la gran cúpula futurista de cristal que lo culmina, o el intenso color rojizo de su fachada. Todo es raro y extraño, lo que a su vez crea en ti cierta incertidumbre y curiosidad de lo que te vas a encontrar más allá de sus muros, de alguna manera te hace volver a sentirte un niño al no saber muy bien que te va a ofrecer este museo tan singular.

Torre Galatea. Teatro Museo Salvador Dalí. Figueras

Dalí concibió su museo como un gran centro surrealista en el que no hubiese folletos informativos ni unas reglas determinadas de cómo tener que realizar la visita, quería que quienes accedieran a su interior se dejaran llevar y disfrutasen de todo lo que ofrece de forma improvisada y sin ataduras de ningún tipo. Aun así se te facilitan un mapa en el que se muestra dónde se encuentran las 22 salas de la exposición, distribuidas entre el patio principal y tres plantas.

Nada más acceder te encuentras con el gran patio central, quedándote de primeras estupefacto y con cara y ojos incrédulos de lo que tienes ante ti. Destaca el “Cadillac lluvioso”, un gran automóvil negro regado por una fuente monumental, siempre que introduzcas la respectiva moneda. Fue realizado expresamente por el artista para que figurara en este museo. También son curiosos los neumáticos sujetando una vieja barca, así como una escultura llamada “La Reina Esther”.

Teatro Museo Salvador Dalí. Figueras

Teatro Museo Salvador Dalí. Figueras

Acto seguido nos adentraríamos en el famoso y conocido “escenario”, probablemente el lugar que más te sonará del museo al salir siempre sus imágenes en cualquier documental o artículo que hacen referencia al genio. Aquí se expone el genial cuadro conocido como “El torero alucinógeno”, aunque también se muestran aquí “Gala desnuda mirando al mar que a 18 metros aparece el presidente Lincoln”. No hay que olvidarse, pues puede pasar desapercibida, de fijarse en la tumba de Dalí, justo en medio de la sala, en el suelo, aunque no cuenta con ninguna inscripción.

Escenario. Teatro Museo Salvador Dalí. Figueras

El Torero Alucinógeno. Teatro Museo Salvador Dalí.Figueras

A partir de aquí puedes dejarte llevar y elegir cual quieres que sea tú recorrido. Independientemente de cual sea el que elijas no debes olvidarte de ver obras tan importantes como “Galatea de Esferas”, “Poesía de América”, “Dalí de espaldas pintando a Gala de espaldas”, “Panel central del techo del Palacio del Viento”, “Rostro de Mae West utilizado como apartamento”, “Retrato de Pablo Picasso en el siglo XXI”, ”Autorretrato blando con bacon frito” o “La cesta de pan”.

Retrato de Mae West. Teatro Museo Salvador Dalí. Figueras

Teatro Museo Salvador Dalí. Figueras

La entrada también te permite acceder a la exposición “Dalí – Joyas”, situada nada más salir a la calle a mano derecha, en la que podrás observar hasta 37 joyas diferentes diseñadas por el genio. Merece la pena no perdérselo.

Respecto a los horarios y precios conviene asegurarse informándose en la página respectiva: www.salvador-dali.org/es/ , dado que hay múltiples opciones y variaciones de los mismos.

Habíamos permanecido casi tres horas visitando este fantástico museo, por lo que nada más salir nos dirigimos a una terraza a saborear unas cervezas bien fresquitas, antes de continuar con nuestra visita a Figueras.

Ya más relajados nos dirigiríamos a la iglesia de Sant Pere, en la que, como decía párrafos atrás, bautizaron a Dalí. Aunque muy transformada a lo largo de los siglos, conserva su hermosa nave de los orígenes góticos, mientras el ábside, el crucero y el campanario son reconstrucciones recientes tras los importantes destrozos sufridos en la Guerra Civil. Pese a todo es un templo bellísimo, tanto en su interior como en su exterior.

Torre Iglesia de Sant Pere. Figueras

Casi adosada a la anterior se encuentra la plaza del Ayuntamiento y un poco más allá el paseo de La Rambla, un animado eje de la vida urbana con el que se cubrió la insalubre ribera del arroyo Galligans y hoy es un buen catálogo de edificios de diversos estilos, del neoclásico al racionalista. En la zona alta llama la atención el monumento a Narcís Monturiol, hijo de Figueres e inventor del submarino, junto con Isaac Peral y Antonio Sanjurjo.

Plaza del Ayuntamiento. Figueras

Subiendo por la calle Monturiol llegaríamos hasta la casa natal de Salvador Dalí, para poco después ir a parar hasta otra plaza llamada L´Escorxador, donde se encuentra la oficina de información turística.

Apenas a tres manzanas nos daríamos de bruce con la plaza del Gra, que fue la plaza del Comercio y siempre estuvo destinada a albergar el mercado. En 1887 unos industriales locales, los Villalonga, encargaron al arquitecto Puig i Sanyer la cubierta sustentada en 36 columnas de hierro. El resultado es un precioso edificio en el que varias veces por semana se celebra el mercado.

A continuación y casi de forma sucesiva otras dos nuevas plazas se cruzarían en nuestro camino: la plaza Ernest Villa y la plaza Josep Pla con el teatro El Jardín y una enorme escultura que simboliza las diferentes caras del arlequín.

Y con todo lo anterior nos daríamos por satisfechos con nuestra visita a Figueras, por lo que picaríamos algo y nos pondríamos rumbo hacia Peralada, situada a tan sólo nueve kilómetros y apareciendo ante el viajero encaramada sobre un cerro chato.

Patria chica de Ramón Muntaner (siglo XIII), cronistas de las hazañas bélicas de Jaime I el Conquistador, cuenta con un interesante patrimonio monumental. Está situada en la comarca del Alt Empordá, entre Figueras y la Costa Brava, en una zona privilegiada que goza de una suave climatología estival, siendo su paisaje fuente de inspiración  para muchísimos pintores, como Salvador Dalí.

El castillo es su imagen más conocida, data del siglo XIV y fue concebido originariamente para hacer funciones de fortaleza, presentando elementos inequívocamente guerreros: almenas, torreones. Posteriormente, diferentes obras han dulcificado su estampa con añadidos palaciegos.

Castillo de Peralada

La fachada oriental, rematada con dos torreones circulares y almenados, es la más difundida imagen de este monumento. Hoy en día es la sede del Festival Internacional de Música de Peralada que se celebra en los recintos góticos y renacentistas. En otro sector del castillo se alberga el casino, uno de los más bellos y lujosos de España.

Castillo de Peralada

Jardines Castillo de Peralada

Pero Peralada no es sólo su fortaleza, por lo que si se dispone de tiempo, bien merece la pena visitar la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, anexionada al conjunto del castillo y que posee un claustro con galería gótica de arcos ojivales. También la biblioteca con más de 80.000 volúmenes y la colección más completa de El Quijote (más de 1000 ejemplares).

Iglesia del Carmen. Peralada

La iglesia parroquial de Sant Martí, el convento de Sant Doménec y el Museo de la Villa, podrían acabar de completar el paseo por Peralada.

Aunque sólo estábamos a once kilómetros de nuestra casa rural en Garriguella y la noche invitaba a sentarse en una terraza, el cansancio podría más y acabaríamos cenando en nuestro alojamiento una rica butifarra con setas al horno, que sería el complemento perfecto para cerrar el día.

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