NAVARRA - DIA 11. Puente la Reina - Sta María de Eunate - Olite

3 de Diciembre de 2007.

Hoy tocaba regresar a Madrid, pero la verdad que no estábamos desanimados pues el tiempo que nos había hecho había sido bastante bueno y habíamos cumplido con todos nuestros objetivos, por lo que no se podía pedir más.

De todas maneras y como nos gusta apurar al máximo, pues ya habrá tiempo para descansar después, no teníamos intención de desaprovechar el excelente día con el que había amanecido y decidiríamos parar en el camino para visitar diferentes lugares de gran importancia dentro de la Comunidad Foral.

Comenzaríamos con Puente la Reina o también llamada Gares. El auge de las peregrinaciones convirtió a esta localidad en un importante nudo de comunicaciones en el que confluyen los dos brazos del Camino de Santiago que penetran en la Península por los Pirineos: a través de Roncesvalles y de Somport. De hecho, aquí el camino dio lugar a la Calle Mayor a lo largo de la cual se estira la población y se asoman sus principales monumentos.

Pero si hay uno que destaca por encima de cualquier otro ese es el puente que le da nombre a esta localidad, cuya estampa sobre las aguas del río Arga es insuperable. No en vano es uno de los puentes medievales más famosos y mejor conservados del Camino de Santiago. Fue realizado en el siglo XII, se piensa que por iniciativa de la reina doña Mayor de Castilla, para ayudar en el paso de peregrinos.

Puente Románico. Puente la Reina

Puente Románico. Puente la Reina

Puente Románico. Puente la Reina

A parte del anterior también destacarían la iglesia del Crucifijo, cuya fundación se relaciona con los templarios. En el interior alberga un valioso y original Crucificado gótico de notable realismo clavado sobre una insólita cruz en forma de Y, del que recibe el nombre el templo. También destaca sobremanera la portada románica orientada al sur profusamente decorada con motivos vegetales y con figuras humanas, de ángeles, de bestias y de aves.

Iglesia del Crucifijo. Puente la Reina

Siguiendo por la calle Mayor llegaríamos a la iglesia de Santiago, cuya obra más interesante es la románica, especialmente la portada sur, una de las tres con arco polilobulado que hay en Navarra.

Calle Mayor.Puente la Reina

Iglesia de Santiago. Puente la Reina

Iglesia de Santiago. Puente la Reina

Por último mencionar la iglesia de San Pedro del siglo XV, en cuyo interior se pueden ver interesantes retablos.

Iglesia de San Pedro.Puente la Reina

Dado que sólo se encuentra a cinco kilómetros merece la pena desplazarse hasta Santa María de Eunate, como así haríamos nosotros, cuyo perfil octogonal es uno de los más más conocidos del Camino de Santiago. Su extraña forma y su vinculación con la ruta jacobea han relacionado sus orígenes con los caballeros templarios. Más cierto es que fue utilizada como capilla faro en la que se mantenía encendido el fuego para guiar a los peregrinos durante la noche. También, que junto a ella existió un hospital de peregrinos y un cementerio en el que estos recibían sepultura.

Santa María de Eunate

La arquería que rodea el templo Eunate a modo de claustro es su elemento más singular. Su trazado es octogonal, con tres lados románicos y el resto reconstruidos en el siglo XVII. Es este el elemento que para algunos evidencia su origen templario.

Santa María de Eunate

Santa María de Eunate

Santa María de Eunate

Otro de los elementos que otorgan personalidad al templo es la torrecilla que asoma sobre el tejado. Al parecer se trataría de un acceso a este para alcanzar la linterna en la que estaba situado el fuego que guiaba a los peregrinos. Esa linterna fue sustituida por la actual espadaña.

Pero efectivamente Santa María de Eunate está marcada por el misterio. Su mismo nombre tiene doble connotación esotérica, pues Eunate significa en euskera “cien puertas”, y la etimología latina lo asocia a “renacido, vuelto a nacer”. En ambos casos parece haber una alusión a la puerta, el pasaje, la iniciación.

No hay certeza sobre el origen de la iglesia, pero como ya decía en párrafos anteriores, son muchos los que la atribuyen a los templarios, pues su planta octogonal avala esta idea, pues la mayoría de las iglesias cristianas de este tipo se deben a la Orden del Temple. Además en muchas piedra de Eunate, perfectamente labradas, aparecen marcas de canteros que se asocian generalmente a los templarios, una de ellas, muy abundante, representa una cruz con uno o dos arcos en su brazo largo, clara alusión a la llave que abre la puerta. Hoy, el aura de leyenda reúne junto a los muros del templo a buscadores de todo tipo de influencias esotéricas.

Sólo media hora y algo más de treinta kilómetros nos separaban de nuestro último destino navarro y uno de los más espectaculares, pues ya se sabe que lo mejor ha de ser para el final. Me estoy refiriendo al espectacular Olite, con la inconfundible silueta del medieval y gótico castillo – palacio que aparece en el horizonte desde cualquier punto. Su enorme presencia singulariza a la ciudad e incluso a toda Navarra, pues se trata probablemente del edificio artístico más emblemático de la Comunidad Foral, con categoría de monumento nacional desde 1925.

Palacio Real de Olite

Palacio Real de Olite

Esta joya despierta la admiración de propios y extraños, pero hay que decir que se trata en realidad de dos palacios reales. Uno, el llamado palacio Viejo, formó parte del primitivo recinto romano y es hoy parador de turismo, quedando de su primitiva estructura sólo los muros exteriores y las torres esquineras. El otro, conocido como palacio Nuevo es el magnífico edificio que Carlos III el Noble y Leonor de Trastámara mandaron erigir a finales del siglo XIV. De estilo gótico francés, es una fantástica combinación de torres y puntiagudos pináculos con diversas dependencias, un bello laberinto  de espacios abiertos, aposentos, miradores y galerías. Destaca la torre del Homenaje, que impone su perfil sobre otras torres, como la de los Cuatro Vientos o la circular del Vigía, todas diferentes, hasta alcanzar un total de quince, cada una con su propio nombre.

Palacio Real de Olite

Palacio Real de Olite

Palacio Real de Olite

Los reyes tenían en el palacio leonera, palomar, pajarera, fuentes, baños, frutales, terrazas ajardinadas e incluso una singular nevera o pozo de la nieve en forma de huevo, que todavía se conserva junto a los muros más sombríos del castillo.

Según dicen las crónicas, el palacio estuvo  lujosamente decorado con labores de yesería, azulejos y alicatados, vidrieras policromadas, artesonados, techumbres doradas y deliciosos jardines, y fue uno de los más hermosos de Europa.

Palacio Real de Olite

Palacio Real de Olite

Palacio Real de Olite

Su horario es de 09:30 a 17:30 y su precio de 3,50 euros.

Al lado del palacio se halla la iglesia de Santa María la Real, un edificio construido según los cánones arquitectónicos góticos. El templo fue utilizado como capilla del castillo de los Reyes de Navarra, aunque tuvo que compartir actos litúrgicos con la de San Jorge, situada junto al palacio de Leonor de Trastámara, esposa de Carlos III el Noble. En ella se celebró el matrimonio del príncipe de Viana con Inés de Cleves en 1439.

Destacan el valioso trabajo escultórico de la portada, el claustro situado en el exterior de la iglesia, delante del anterior con elegantes columnas y bellas arquerías, así como el Cristo crucificado gótico que se puede ver en su interior y de gran devoción en la localidad.

Iglesia de Santa María. Olite

Otra iglesia importante sería la de San Pedro, mezcla armoniosa de estilos y situada en la plaza del Fosal. Posee una notable torre en aguja y un destacado claustro del siglo XII. La portada está ricamente decorada, con esculturas que representan escenas de la vida de San Pedro y dos águilas símbolo de energía y dulzura. En el interior dos motivos de interés: el retablo mayor y la capilla de la Virgen del Campanal.

Iglesia de San Pedro. Olite

Y había llegado el momento de recrearnos con la plaza de Carlos III la cual es el centro de la villa de Olite, un monumental espacio que es nexo de unión de sus dos calles principales, la rúa Mayor y la de San Francisco, y que marca también la línea divisoria entre los dos recintos que forman el casco antiguo: el cerco romano y el medieval. El Palacio Real en un extremo y, en el opuesto, el Ayuntamiento, enmarcan este alargado lugar de encuentro al que se asoman bellos edificios nobles.

Ayuntamiento de Olite

Aquí se alza también la torre del Chapitel o del Reloj, una de las que quedan del recinto medieval amurallado. La construcción se utilizó como almacén de abastecimiento y lugar de encuentro del Consejo.

Bajo la plaza corren paralelas  dos galerías construidas en piedra y unidas por un muro común. Su origen se remonta al siglo XIV y fueron levantadas sobre el foso del primitivo recinto romano para servir de puente en la ampliación de la villa en la Edad Media. Aunque se desconoce su función, se cree que sirvieron como zona de mercado o taller de canteros. Independientemente de cuál fuera este, hoy albergan una exposición sobre la antigua corte real.

También merece la pena pasear relajado por la Rúa Mayor, la calle más importante de la localidad y donde se localizan algunos de los edificios renacentistas y barrocos más bellos de la villa, decorados con grandes blasones y rematados con ricos aleros, como el del marqués de Rada y el del marqués de Feria.

Calle Mayor. Olite

Por último y antes de dejar Olite nos animaríamos a dar un paseo siguiendo algún tramo de la muralla que está considerado como el recinto romano amurallado más completo y mejor conservado que se puede encontrar en la provincia de Navarra. Se conservan un buen número de torres, varios portales y algunos lienzos de muralla.

Nosotros ya no tendríamos tiempo pero si hay alguien que lo tiene o que quiere rizar el rizo, también podría acercarse hasta el museo de la Viña y el Vino de Navarra ubicado en el palacio del Santo Ángel en la plaza de los Teobaldos, así como al monasterio de San Francisco del que cuenta la leyenda que fue fundado por el propio santo cuando se detuvo en Olite camino de Compostela. En él se venera a la Virgen del Cólera, patrona de la villa.

Y como decía, con nuestro último paseo por las murallas y el centro de Olite, terminábamos nuestra estancia en Navarra, tras diez días recorriendo su territorio.

Volvíamos encantados a Madrid y es que esta comunidad autónoma nos sorprendería enormemente, pues es tanto el patrimonio monumental y natural que tiene y en tan buen estado de conservación que no te lo esperas.

Está claro que, tarde o temprano, volveré a Navarra porque, entre otras muchas cosas, me ha quedado pendiente toda la zona sur y dentro de esta un área que me muero de ganas por conocer llamada Bardenas Reales, pero como se ha visto ya no tendríamos tiempo material para llegar hasta esta zona, siendo la excusa perfecta para realizar una nueva incursión en uno de los territorios más espectaculares de España.

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