CANADA - DIA 13. Un poco más de Banff y Kootenay

12 de Julio de 2012.

Antes de despedirnos de Banff, al menos de momento, no queríamos dejar sin hacer una de las rutas más populares y bonitas del parque, además de ser apta para todo tipo de público. Hablo del Johnston Canyon, que te permite llegar a las profundidades de un cañón a lo largo de unas pasarelas colgadas en la roca, además de poder ir disfrutando de las vistas del río y de la fuerza del agua que lleva el mismo.


Johnston Canyon


El premio de realizar esta cómoda ruta son las dos espectaculares cascadas con las que te encuentras a la mitad y al final del recorrido: la Lower Falls y la Upper Falls. La ruta tiene un recorrido de unos cinco kilómetros, ida y vuelta, haciendo ambas. En la primera de ellas lo mejor de todo es meterte por un pequeño túnel excavado en la roca, después de cruzar el puente que hace de mirador y así sentir plenamente la fuerza de la catarata, pues sales a un pequeño recodo de la pared por donde esta se desprende, donde casi puedes alcanzarla con la mano. Por supuesto que te calas hasta los huesos, pero es gratificante en días con calor, como el que nos estaba acompañando hoy.


Lower Falls. Johnston Canyon

Lower Falls. Johnston Canyon

En la segunda, al no estar indicado, mucha gente llegaba sólo a la parte baja de la misma y se iba, por lo que conviene saber que en la parte alta hay también otro mirador desde donde se obtiene otra perspectiva bien chula de la misma y en donde te encuentras con un cartel que te felicita por terminar el camino: ¡CONGRATULATIONS!


Upper Falls. Johnston Canyon

Upper Falls. Johnston Canyon

El contra de la caminata, lo gran masificada que está, era tremendo la cantidad de gente que había, una auténtica romería, ya que al ser una de las más bonitas del parque y al no tener casi desnivel, pues es normal que la gente quiera hacerla, por lo que conviene madrugar para evitar agobios.
               
Hoy se nos habían pegado un poco las sábanas al levantarnos, por lo que esta ruta la acabaríamos a eso de las 12.00, hora en la que saldríamos hacia el parque de Kootenay, que toma su nombre de unos de los dos ríos que transcurren por su interior y cuya entrada estaba muy cerca de la ruta que acabábamos de hacer.


Kootenay National Park

Lo primero que nos encontraríamos sería el paso que conecta el parque de Banff, perteneciente al estado de Alberta con este nuevo parque que corresponde al estado de la Columbia Británica, por lo que pisábamos un nuevo Estado. Pero lo más interesante del Vermillion Pass, que así se llama este lugar, es el enorme cartel de madera que te indica que aquí está uno de los puntos de la división continental, es decir que según en que lado de la línea geográfica imaginaria caigan las aguas, irán al océano Pacífico, o bien al océano Atlántico. Las rocosas tienen varios de estos puntos, de hecho ya pude ver otro cuando estuve por Yellowstone hace dos años.


Continental Divide. Vermillion Pass

Kootenay ofrece al igual que el resto de parques, multitud de rutas, pero tiene el inconveniente de que muchas de ellas suelen ser rutas largas, previstas para dedicar todo un día para realizarlas tranquilamente, por lo que si no te sobra el tiempo no es factible poder llevarlas a cabo. Como este era nuestro caso, nos tuvimos que conformar con adaptarnos a las circunstancias y hacer alguna de las pocas que son más cortas.

La primera de ellas sería la del Marble Canyon de 0,8 km. Lo primero que nos llamó la atención es la devastación y la desolación que un incendio puede llegar a causar, se te ponen los pelos de punta y se te encoge el corazón, ya que ves las consecuencias del que se produjo en el año 2003 y que acabó con un 12% del parque, casi nada. Además duró 40 días. Sí, no me he equivocado, 40 días, y los medios humanos y materiales fueron descomunales.


Marble Canyon

Una vez que digerimos el tétrico paisaje, comenzamos a andar y pudimos ver un profundo cañón donde las paredes casi llegan a tocarse y en cuyo fondo discurre con fuerza el agua, chocando brutalmente contra las paredes y creando saltos y formas en las rocas sorprendentes. Esta ruta se puede realizar fácilmente en media hora, pero como nos recreamos lo suyo, pues al final nos fuimos al doble de tiempo.


Marble Canyon

Marble Canyon

Marble Canyon

Lo siguiente que queríamos hacer era ver unas pozas naturales de color ocre que estaban muy cerca, pero tuvimos la mala suerte de que el puente que te permite llegar hasta ellas estaba destrozado, así que no tuvimos que quedar con las ganas y dejar sin ver las Paint Pots.

Siguiendo la carretera, unos kilómetros más adelante de estas piscinas, había otra cascada, la Numa Falls, al lado del aparcamiento, vamos que no había hasta ellas ni 100 metros, pero aunque el salto es bastante humilde, sin embargo la fuerza con la que va el agua y las paredes verticales y totalmente lisas entre las que transcurre hace que también mereciese la pena la parada. Este sería además un buen lugar y momento para comernos los sándwiches que nos habíamos preparado por la mañana y así descansar un rato.


Numa Falls

Después de esta tregua, seguiríamos unos cuantos kilómetros y tras una media hora larga, llegaríamos al Sinclair Pass, un paso de montaña que te ofrece otra buena visión de las Rocky Mountains y del valle de Kootenay.


Sinclair Pass

Desde este punto, comenzaríamos la bajada del fuerte desnivel de este puerto de montaña y en un rato nos plantaríamos en el parking que da acceso al Lago Olive. Pero ¡Sorpresa!, había una cinta de plástico y unos carteles que indicaban que tanto este como toda la zona se encontraba cerrada y la razón no era otra que se trataba de uno de los lugares preferidos por los osos para hacer sus merendolas. Hoy no estábamos teniendo demasiada suerte, pero aquí, tengo que reconocer que me pondría un poco caprichoso y se me antojó que quería ver el laguito, por lo que aunque toda la zona se encontraba acordonada y con carteles de prohibido el paso, pasé por debajo de la cinta y me acerqué hasta uno de los carteles de información, mientras Javi permanecía en el coche tan tranquilo con su música puesta. La ruta eran sólo 250 metros hasta la orilla del lago y volver, pero justo donde empezaba la senda, me volví a encontrar la entrada precintada y todo en silencio y evidentemente sin un alma, lo que ya no me gustó demasiado y me di media vuelta, pensando que seguramente un poco más adelante habría algún pequeño mirador para poder ver el jodido lago que se me resistía.


Restricciones por Osos en el Olive Lake

Restricciones por Osos en el Olive Lake

Efectivamente así fue, unos metros más allá de este primer aparcamiento, había otra enorme explanada  para camiones y desde aquí sí que se podía ver el lago desde la carretera, por lo que volvimos a parar para poder plasmarlo en fotos y al menos disfrutar unos minutos de ese color esmeralda tan intenso de sus aguas. De nuevo aquí, volvía a haber algún que otro cartel, anunciando el peligro de osos grizzli en la zona y que no se aconsejaba salir de los vehículos, pero bueno, salí del coche, crucé la carretera, avancé unos metros por el arcén y allí tenía el dichoso laguito para mí sólo. Tiré un par de fotos, me recreé unos minutos y me fui pitando de allí por si las moscas, o mejor dicho por si los osos, y para no tentar demasiado la suerte.


Olive Lake

Pronto estaríamos atravesando un pequeño cañón llamado Sinclair Pass, de paredes rojas, lo que era señal que llegábamos a Radium Hot Springs y por tanto el lugar donde hoy nos íbamos a alojar y también que terminaban nuestras aventuras de hoy.


Sinclair Canyon

Nuestro alojamiento se llamaba Park Inn y eran las 17.30 cuando estábamos dejando las maletas en la habitación, una hora estupenda para ponernos el atuendo necesario e irnos a pasar lo que quedaba del día a unas piscinas naturales que estaban tan sólo a dos kilómetros. El complejo tiene dos piscinas, una de agua fría (28 grados) y otra caliente (38 grados) procedente de las fuentes termales. ¡Qué gozada! La verdad que nos supo a gloria después del tute que llevábamos todos estos días anteriores. Realmente necesitábamos algo así porque estábamos un poco fundidos y salimos como nuevos de allí.

Radium Hot Springs

A la salida ya estaba anocheciendo, por lo que compramos unas empanadas de carne en un supermercado cercano, de las que se hacen en el microondas y como la habitación tenía de estos, pues allí que nos las zampamos, antes de meternos en la cama.

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